Leonardo aclamado en su regreso a Lisboa tras cuajar al sexto toro.
El ánimo de los aficionados de Lisboa cambió radicalmente durante la vibrante lidia que ejecutó Leonardo con el codicioso sexto.
Hizo un alarde de buena equitación, ligazón permanente a lo largo de la faena a lomos de Calimocho, hasta clavar con acierto una y otra vez. El momento álgido surgió con la impecable colocación de un estupendo par a dos manos con Despacio, donde los aficionados le aclamaron la enorme faena y le obligaron a dar dos vueltas al ruedo.