El extremeño forma un alboroto en El Puerto de Santa María.
Dicen que cuando un torero alcanza la madurez es cuando aflora su máxima expresión artística y es capaz de transmitirlo y emocionar al publico.
Así pisaba el albero del coso gaditano Leonardo Hernández, con el empaque y la sazón de un torero en plenitud, y con el deseo de transmitir la pureza y la verdad que tiene su toreo.
Y puro, muy puro fue todo lo que le hizo a "Nene" desde que salió por la puerta de chiqueros.
Se movía mucho y bien el de Benítez Cubero y Leonardo lo enceló en la grupa de Picasso y lo castigó de salida en todo lo alto.
El toro se atemperó, y con Amatista comenzó a galopar de costado cambiándole el viaje por los adentros.
Lidiando en la misma cara acariciaba con la cola la testuz del toro en un alarde de roneo cada vez que éste acometía.
Exquisita fue la clase de "Nene" cuando colocaba la cara y fue cuando, con Despacio, pisó esos terrenos tan comprometidos, quebrando en la misma cara y saliendo airoso pasándose los pitones por el pecho en cada banderilla.
Leonardo Puso el broche con Xarope en un ultimo tercio espectacular y matando de un rejonazo sin puntilla.
El palco concedió las dos orejas que el publico había pedido con mucha fuerza.
El ultimo fue un toro noble que embestía con arreones.
Leonardo Primero con Calimocho y después con Sol compuso una faena de mucha expresión y rubricó su sensacional tarde cortando otra oreja, que de no ser por tener que descabellar hubieran sido dos.Leonardo cuajó una sincera tarde de toros donde el aficionado pudo sentir la pureza de las cosas que son de verdad.